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Homenaje a un gran maestro

Homenaje a un gran maestro

Hoy se cumplen 10 años desde la trágica muerte de Adolfo Couve , pintor, novelista, teórico, crítico de arte y docente de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.

Maestro por excelencia, quizás un clásico. No se podía llegar tarde a clases, era imposible que Couve interrumpiera su inspirada verborrea, era como pedirle que dejara de respirar, menos faltar a su cátedra, era imperdonable, incluso auto flagelante perderse este viaje por la historia del arte, escucharlo y dejarnos envolver por sus frases entrecortadas, a veces tartamudeadas producto del ímpetu de su locución. Frente a nuestros ojos pasaban Velásquez, Zurbarán, Goya, Picasso, Matta, Toral, Rauschenberg, Pollock, More, Calder, Caro, van Gogh, los impresionistas, el blaue raiter, los dadaístas, futuristas, Rafael Sanzio, Durero. El proyector de diapositiva quedaba algunos minutos detenidos mientras el maestro nos describía la obra, los signos, las circunstancias en que se realizó, nada era anecdótico, todo tenía un sentido, no existía error en las fechas que mencionaba, pero nadie podía escribir. Escuche y vea, no se olvidará, nos decía con su voz que retumbaba metálicamente en la oscura sala subterránea de la magna escuela.

Era difícil ver en el una sonrisa, su rostro era tan parco que llegaba a atemorizar; no obstante de él sólo emanaba dulzor. No olvidaré nunca su niñería en que pasó corriendo por los pasillos de la Facultad, riendo a carcajadas y cargando las muletas de Gonzalo Díaz - premio nacional de arte 2003 - quien le gritaba improperios mientras trataba de afirmarse de la perilla de una puerta para no caer.

Recuerdo con orgullo mi examen de historia del arte clásico, debía escribir cuatro páginas de ensayos sobre Miguel Ángel y Benvenutto Cellini, luego leer en voz alta ante él y la comisión. Cuando ya había terminado la parte correspondiente a Miguel Ángel y comenzaba la segunda estrofa sobre Cellini, se paró de su silla y aleteando con sus brazos me gritaba excitado: Ya basta, basta, no siga, tiene un siete y debe dedicarse a escribir, será un gran escritor. Lamento hoy decepcionarlo ya que aún no he escrito nada, pero quien sabe todavía queda tiempo, supongo.

También en mi retina está grabada la última visión que tuve de su delgada figura, su lánguida mirada, su ondulado cabello mecido por la brisa marina de Cartagena, al día siguiente supe que había partido al Limbo a reunirse y hablar de la belleza con el poeta Virgilio, Nietzsche y Novalis.

http://villalucia.blogspot.com/

Nos vemos pronto.

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