Lo destacable de estos planteamientos es que aunque la tecnología aparenta ser el eje o centro alrededor del cual gira la innovación docente, lo sustantivo descansa en el modelo y método educativo bajo el cual se utiliza dicha tecnología. Frente a otros modelos o concepciones de aplicación de los recursos digitales en la enseñanza centrados en el “software” tales como la EAO (Enseñanza Asistida por Ordenador), los sistemas tutoriales inteligentes o los hipermedia adaptativos - conocidos genéricamente como informática educativa -, los proyectos de trabajo/investigación en la Red hemos de considerarlos más un “método de enseñanza” que un producto o material informático. Lo sustantivo, en consecuencia, no es la máquina ni el software utilizado, sino la planificación didáctica de las actividades de aprendizaje con dicha tecnología. Es decir, las propuestas de Webquest y de los proyectos telemáticos en red más que software o programas informáticos sofisticados deben ser considerados como estrategias metodológicas que requieren a los docentes la planificación de un conjunto de actividades diversas así como la organización de un entorno de aprendizaje que guíe el trabajo del alumnado cuando interacciona con la información a través de computadoras.
Desde mi punto de vista, el sustrato teórico que justifica estos modelos de enseñanza por proyectos de investigación a través de la Red, consciente o inconscientemente, de forma explícita o implícita, son deudores de los principios psicopedagógicos formulados en la primera mitad del siglo XX por un importante conjunto de psicólogos y pedagogos que sentaron las líneas maestras de lo que debiera ser una enseñanza “activa” (lo que Cousinet denomina como “Escuela Activa”) basada en la actividad del alumno en distintos ámbitos tanto cognitivos, actitudinales, sociales, psicomotrices. Es el principio de “aprender haciendo” como contraposición a métodos de enseñanza basados en la transmisión expositiva del conocimiento y en su recepción por parte de los alumnos. Seguir leyendo.