PSU PARA ESTABLECER LA DIFERENCIA
Estamos a pocas horas en que muchos estudiantes chilenos rindan la PSU, prueba que definirá el ingreso o no a las universidades del país.
Sin lugar a dudas este test es el que viene dando las pautas de la calidad de la enseñanza en los distintos colegios y liceos, por lo menos así se ha venido estableciendo desde hace algunos años y del mismo modo se hacía cuando se rendía la PAA para ingresar a las universidades.
Según los antecedentes y gráficos que se pueden generar a partir de los resultados que entrega esta prueba, se deduce que el acceso de estudiantes provenientes de colegios particulares a las universidades es lejos muy superior a los resultados obtenidos por alumnos y alumnas que han cursado su EM en colegios fiscales. Como dato duro, la diferencia de los resultados en matemáticas desde el 2003 a la fecha, ha aumentado alrededor de un 18% y en lenguaje un 24%.
Como primera conclusión se deduce que en vez de acortar la brecha de oportunidades, esta aumenta.
Como segunda conclusión, el nivel de la enseñanza en la educación fiscal está muy por debajo de la educación particular. Este argumento es el que se ha esgrimido en los debates políticos, en instancias gremiales y cuanta oportunidad se de para hablar de lo mala que es la educación estatal.
Pero existe un punto que no se considera o no se quiere discutir. Todos o la gran mayoría de los colegios particulares tienen programado fuera de su jornada escolar obligatoria, horarios para preparar al alumnado en la rendición de la PSU, de igual modo se hacía con la PAA.
Además los padres de estos estudiantes pueden pagar mensualidades que ascienden como promedio a los U$1000 anuales.
Si consideramos estos dos aspectos y agregamos que realmente la eduación fiscal va un paso más atrás, ya que además se ve enfrentada a otros factores, como índices de vulnerabilidad, ruralidad, educación de los padres, metas de los padres, bajos sueldos y deficientes condiciones laborales para los profesores, es evidente que la brecha será no sólo mayor, será abismante.
Entonces porque no equiparar en algo las cosas, porque no ponderar el promedio final de los cuatro años de enseñanza media completos, obtenido por un alumno proveniente de un colegio fiscal, asignándole un puntaje mayor, considerar además la región o sector donde se encuentra su liceo, si proviene de una zona urbana o rural, considerar el Índice de Vulnerabilidad y una serie de otros factores que puedan incidir en la ponderación base de este estudiante.
Ahora, claro sería mucho mejor aún que no existan los preuniversitarios, pero bien sabemos que en esto existen intereses creados y que estos reportan grandes ganancias a sus dueños.
Esperar que el próximo presidente de nuestro país y los asesores lean esta propuesta. De lo contrario seguiremos observando como unos pocos acceden a la universidad y eso sin considerar los aranceles que cobran las casas de estudio, tema para otro artículo.
Nos vemos pronto.
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