Simulaciones: el futuro ya está entre nosotros
De la mano de Raúl Santamarina nos sumergimos en el tema de las simulaciones: aclaramos qué es simulación y qué no, sus beneficios, aplicaciones, potencialidad, entre otros temas.
La entrevista que le realizamos a Raúl Santamarina comenzaba con esta potente frase: "Si lo que quieres es crear o mejorar competencias, la gente tiene que saber hacer". En esta dirección se enfoca este reportaje que invitamos a que lean atentamente.
Learning Review: ¿Cuándo son necesarias las simulaciones en entornos de aprendizaje?
Raúl Santamarina: Cuando lo que se requiere es mejorar o crear competencias en las personas. Para esto la gente tiene que saber hacer, y en eso hay mucho de experiencia, que no podes ganar tan fácilmente en la vida real, por el solo hecho de que es muy caro. Imagínate un ejecutivo que lleva a su empresa a la quiebra con el objetivo de practicar... En cambio, en un entorno simulado podes darte el lujo de quebrar la empresa, recuperarla y manejar situaciones de crisis sin el riesgo de terminar preso o desempleado.
"Hoy en día, para las organizaciones empresariales el exceso de volumen estructural es un problema. Las empresas tienen que manejarse con poca gente, y tienen que tener la capacidad de preparar a su personal muy rápidamente para afrontar situaciones complejas internas y externas," nos explica Santamarina.
LR: ¿Consideras que el e-Learning tradicional va a ser reemplazado por las simulaciones?
RS: No creo que sea reemplazado totalmente. Siempre en los proyectos de aprendizaje hay diferentes niveles de demanda. Por ejemplo, hay proyectos de capacitación que se hacen por una cuestión de mejora del clima organizacional, en los que no hay un objetivo de aprendizaje de fondo; en estos casos el e-Learning tradicional, sobre todo el basado en píldoras de aprendizaje, tiene su campo. Pero también hay proyectos de capacitación en los cuales se busca que la gente gane competencias.
Hoy en día, para las organizaciones empresariales el exceso de volumen estructural es un problema. Las empresas tienen que manejarse con poca gente, y tienen que tener la capacidad de preparar a su personal muy rápidamente para afrontar situaciones complejas internas y externas.
Ante esta situación, aquellas empresas que realmente necesitan el desarrollo rápido de competencias y capacidad de acción en su gente, tienen que ir hacia modelos en los cuales el principal beneficio que obtengan las personas de la capacitación sea la experiencia, que es lo que te permite actuar con solvencia.
Esa experiencia se gana en la vida real hundiendo empresas o en un entorno donde experimentes sin hacer daño, o sea, un entorno simulado. Acá podemos hablar de una simulación completa -que abarca a todas las áreas de una empresa-, o podemos referirnos a una simulación más parcial.
LR: ¿La simulación como herramienta de aprendizaje, está teniendo relevancia y aplicación tanto en el ámbito corporativo como en el académico?
RS: En realidad, en el ámbito académico sirve para ayudar a los jóvenes estudiantes a salir mejor ubicados en lo que va a ser la realidad del mundo en que van a vivir y aplicar su profesión. Evita que se encuentren con una realidad totalmente diferente a la que plantean los libros. Este tipo de simulaciones suelen ser más de práctica de juego para percibir lo que potencialmente se vaya a dar en el futuro.
Raúl Santamarina afirma que las simulaciones en entornos de aprendizaje son necesarias cuando lo que se requiere es mejorar o crear competencias en las personas. Para esto la gente tiene que saber hacer, y en eso hay mucho de experiencia, que no podes ganar tan fácilmente en la vida real, por el solo hecho de que es muy caro.
En el caso de las empresas, que es donde está menos desarrollado pero es donde tiene más valor económico, la simulación te puede ayudar a hacer frente -en un entorno simulado- a situaciones que se dan realmente en esa empresa. Y el conjunto directivo de la empresa puede someter a prueba determinadas decisiones, para ver hacia donde conviene ir, en función de todo lo que puede suceder. Cabe aclarar que ya no estamos hablando de e-Learning, sino de simulación como recurso de experimentación.
LR: ¿Mejora la eficacia y eficiencia del aprendizaje?
RS: Enormemente. En nuestra empresa, cuando se trata de una simulación para el aprendizaje, tenemos una concepción abierta de la simulación. ¿En qué sentido? Te cuento un poco al respecto. En principio, y ya en el simulador, te enfrentas con determinada situación. En ese momento se te brinda material de estudio sobre ese tema, y también a veces un video de un experto que explique qué pasa con ese tipo de situaciones, a fin de que aprendas un poco más. También habrá información periodística, para ponerte en el contexto de la realidad. Luego deberás tomar decisiones, que pueden abarcar un periodo, dos, etc., y hasta pueden ser varias decisiones sucesivas. Pero allí no termina el proceso de aprendizaje. Aclaro esto porque muchas veces se usa la simulación como objeto unitario de aprendizaje.
En el modelo que nosotros pensamos, una vez que completas esa etapa de la simulación, debes pasar a una siguiente. Quizá no todos los que participan de la actividad pasen a la misma etapa, sino que lo harán en función de las decisiones que hayan tomado. La nueva etapa tendrá también contenido teórico, información contextual, y si se quiere otra actividad de simulación; y así sucesivamente.
Es decir, la simulación pasa a ser un objeto de aprendizaje dentro de un sistema de aprendizaje potenciado por la tecnología.
Lo ventajoso es que quienes participan pueden ver el impacto de la decisión que tomaron en forma inmediata. Acá estas trabajando directamente sobre el objeto, y viendo cómo responde el objeto a lo que estás haciendo. Hay una relación directa causa-efecto, si bien esto no es tan simple, ya que depende de la complejidad de la simulación.
LR: ¿Cuál es tu percepción acerca de las implementaciones que se están haciendo actualmente en las empresas?
RS: Creo que se está comenzando a hablar de simulaciones; pero lo que observé es que frecuentemente se usa el término en forma que confunde a los profesionales. Se suele hablar de simulación refiriéndose a entornos gráficos que simulan determinados ambientes, pero que en realidad son representaciones gráficas simuladas, no son simuladores. No son ámbitos en lo cuales puedes actuar y el simulador responda diferente según cómo has actuado, y te permitan seguir actuando... Eso sí sería un simulador.
"En el caso de las empresas, que es donde está menos desarrollado pero es donde tiene más valor económico, la simulación te puede ayudar a hacer frente -en un entorno simulado- a situaciones que se dan realmente en esa empresa."
En el campo empresarial la simulación no está tan difundida todavía, si bien se la conoce desde hace muchos años. Creo, básicamente, que es por un problema de complejidad. Desarrollar un simulador no es una tarea fácil, y el proceso de programación para construir un simulador es tremendamente complejo. Aquí estoy hablando de simuladores matemáticos es decir, simuladores que a través de procesos matemáticos bastante complicados, en los cuales hay por ejemplo unas 50 mil instrucciones de programa, reproducen el funcionamiento de un sistema. En ellos, cada cosa que hagas afecta a todo el resto del sistema, en el cual todo se mueve al unísono.
Construir ese tipo de simuladores, desde el punto de vista de modelización es complejo. El modelo conceptual es relativamente manejable, es llegar a expresar por escrito o verbalmente qué pasa en un sistema (por ejemplo una empresa) ante tales circunstancias. Pero luego hay que transformar eso en un modelo matemático que permita reproducir el funcionamiento del objeto primario, y aquí es donde se torna bastante complicado.
Entonces, uno de los temas que nosotros hemos trabajado muy fuerte es cómo se transforma un modelo conceptual en un modelo matemático que opere en forma consistente, en nuestro caso en una plataforma de e-learning. Se podrá usar el simulador para e-learning, o para experimentación. Actualmente, estamos trabajando con una gran empresa que está realizando una competencia de negocios entre profesionales de la empresa y alumnos avanzados de universidades, que utiliza este simulador a modo de experimentación; no es una actividad de aprendizaje específica aunque, obviamente, la gente aprende mucho sobre todo respecto a cómo hay que percibir a una compañía compleja, cómo tomar a la empresa en su conjunto para asegurarse que no se te vayan de control los factores claves del negocio.
Nuestra apreciación es que, en la medida que en las empresas se vea que no hay que invertir millones de dólares para desarrollar un simulador, y que es una herramienta que brinda una potencia tremenda para lograr el mejoramiento concreto de competencias, este tema va a evolucionar rápidamente en dicho contexto.
LR: Puntualmente, ¿cuáles son los temores de las empresas para implementar simulaciones?
RS: Tanto los profesionales de las empresas que nunca vieron o participaron de una simulación, como los que sí lo han hecho, tienen una visión distorsionada de las mismas hechas en entornos virtuales, por consecuencia de lo que venimos haciendo y diciendo los especialistas en e-learning. Estamos transmitiendo un mensaje erróneo. Quien no conoce de simulaciones, observa lo que se suele llamar "simulaciones" que en realidad son solo entornos gráficos, y dice: "esto no me sirve para que mi gente aprenda".
Quienes sí han participado de una verdadera simulación (quizá en un curso de posgrado), cuando ve las supuestas "simulaciones", piensan: "eso no es simulación, no me engañen", y de esta forma se desprecia a la simulación como recurso de aprendizaje.
Creo que las simulaciones tienen un potencial gigantesco, especialmente cuando se trata de ganar competencias realmente, pero hay que trabajarlo y darlo a conocer en forma responsable.
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